jueves, 23 de junio de 2011

Destino: el cielo

Querido papá:
En estos días en los que todo se vuelve otra vez en contra de mí he sentido tu presencia. Como siempre, has sido el Ángel de la Guarda que ha velado por mí en estos dos últimos años y tu cercanía me ha servido de guía imprescindible en la vida. Hoy quiero responder a la carta que me escribiste hace más de 20 años y que me ha servido para seguir actuando de la manera más honesta posible, observando tus consejos y mirando hacia mi interior.
Espero que no te moleste que haga públicas tus palabras hacia mí, pero necesito expresarte todo mi agradecimiento por lo que hiciste por mí en el pasado, cuando vivías, y por lo que haces por mí ahora, que me acompañas en mi camino.
De los cuatro folios que me escribiste a máquina, he extraído algunos fragmentos que siempre me llegaron muy hondo y sobre los que quiero contarte lo que pienso ahora, cuando han pasado 21 años desde que me los dedicaste.

En este primer fragmento me ilustras el mundo que me rodeaba entonces y que me rodea en la actualidad. Quisiera haber madurado algo desde tus palabras, pero me temo que sigo siendo una fantasiosa persona que confía en que la justicia y la limpieza podrá rodearme alguna vez. Ahora que la basura trata de acorralarme siento tus palabras como una enseñanza profunda de que hay que seguir siendo una buena persona a pesar de todo lo que te hagan. Tú fuiste ejemplo de ello durante toda tu vida y yo quisiera parecerme a ti en ello y poder perdonar las ofensas de quienes tratan de hacerme daño. Voy a seguir confiando en que ese mundo mejor será posible y tampoco me rendiré como nunca lo hiciste tú.

Con las ideas que me plasmas en este fragmento he tratado de vivir durante el último año. He buscado quererme más a mí misma y he procurado no hacerle daño a nadie. ¡Qué pena que otros no tuvieran la suerte de tener una carta como ésta!. Aun siendo sangre de tu sangre nunca entendieron que tu vida era un ejemplo para todos. Como si fueran únicamente una sombra no percibieron la grandeza de tus enseñanzas. Y están actuando justamente como tú no lo harías nunca. Sus actuaciones van encaminadas en dañar a la familia, a sus hermanos. Cuántas referencias a ellos haces en la carta, papá, y cómo me duele sentir que te hemos defraudado como hijos.
Pero como bien me dices en mi camino me he llevado muchas decepciones y no voy a desfallecer ante ellas. Buscaré la justicia porque es lo que tú habrías hecho. Por ello trataré de que la razón sea la que mande mis acciones, dejando de lado mi dolor y mis desilusiones.

No tengo palabras para expresar las emociones que me produce este fragmento. Siento tu amor a través del espacio y el tiempo y sé que estás a mi lado, desde antes de que naciese, guiándome y velando por mí. Lo he sentido mucho en estos días, cuando con tu amor me avisabas de que algo malo se estaba tramando contra mí. Todavía lo siento pero sé que de nada me sirve sentir miedo si tú estás ahí conmigo. Oigo tus consejos que me dicen que siga siendo yo, que mantenga mi conciencia limpia y que Jesús seguirá guiando mis pasos por el buen camino.

Y en este último fragmento de la carta encuentro todo lo que he vivido en mi camino interior resumido en tus palabras. El día que conseguí entender las palabras que no se entendían vi la luz y lloré como nunca lo he hecho en mi vida. Lloré porque con tus palabras me indicabas que lo he estado haciendo bien.



Estas frases "Y que dentro de ti está el foco de donde dimana la energía que hará de ti una obra acabada y maestra. Hasta que tú no estés convencida no convencerás a nadie. Cuando lo descubras verás que esa misma fuerza te impulsará y te animará" resumen el proceso de descubrimiento de esa energía y la capacidad de transmitir amor que hay en ella. Es el amor de Jesús al alcance de todos que busca ayudar a los demás y que se ha convertido en mi objetivo vital. Solo necesito erradicar todo lo que enturbia ese proceso y no sé si tengo que pasar por ser yo la erradicada.
Tu despedida en este fragmento me anima a seguir, a no rendirme a no cansarme y a valorarme más a mí misma.
Acabas tu carta escribiendo al margen y a mano, con tu letra tan difícil de leer pero tan familiar para mí. Al final conseguí saber qué ponía y como toda la carta trasmites un amor que traspasa las barreras de la muerte para hacérmelo llegar hoy, día en el que tengo de nuevo en mis recuerdos.

Este fragmento es la continuación del anterior y dice " que te valores más a ti misma que vales más que cualquiera. Continuaría diciéndote muchas más cosas pero todas van en el abrazo inmenso que te doy en esta carta y en el cariño sin límites que te tengo. Ventura."
También me despido yo hoy de ti papá. Al compartir esta carta con mis amigos quiero rendirte el homenaje que nunca te dieron en vida. Siempre fuiste un ejemplo de bondad y rectitud durante toda la vida. A pesar de los baches que te encontraste en la tuya nunca dejaste de actuar correctamente. También te humillaron, te desprestigiaron, te criticaron, te hirieron y a pesar de ello nunca hiciste nada para vengarte de los que te hicieron mal. Usaste el amor, la razón, el derecho y la ley para buscar la justicia y aunque a veces no la conseguías no dejaste nunca de buscarla. Ojalá pudiera ser como tú...Te quiero papá, siempre, porque el tiempo no existe y sé que tú estás conmigo. Irene.

3 comentarios:

  1. Querida Irene: como siempre me hiciste emocionar....no tan solo por tus bellas y sabias palabras, sino por que tenemos en común un papá q fue excelente persona, excelente padre, excelente en toda su expresion..... leo tu carta y siento que es mi papi diciendome lo mismo.....

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  2. Me gustaría a mi también poseer una carta como la que cuyos fragmentos acabo de leer. Una carta que consiguiera levantare si me caigo y sentir una presencia que ya no es tangible. Me has dejado sin palabras, Irene. Te deseo mucha suerte para el futuro

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  3. Querida Irene,

    He leído con emoción la carta que te escribió tu padre, mi querido tío Buenaventura... me es cercana y conocida. Reconozco el estilo de mi papá, que también me escribía cartas maravillosas, y al final, unos versos en los que implícitamente me perdonaba por el abandono de mi carrera y por tantas cosas.
    Sé que estás sufriendo mucho y lo siento. Te deseo la mejor suerte y que el Señor te acompañe y te dé fuerzas siempre.

    Mª Ángeles.

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